El hinojo es una verdura poco conocida, desde el punto de vista gastronómico, y es ello porque, incluso los que conocen este vegetal, tienden a utilizarlo como aromatizante, utilizando sus hojas, no su tallo ni su raíz bulbosa.
Los griegos y romanos, por el contrario, estaban convencidos de que el consumo de hinojo los hacía mas longevos, confería esbeltez a sus cuerpos, valor a sus espíritus y salud a sus vidas.
Esta receta tiene su origen en la región italiana de Apulia, en la costa del Adriático.
Ingredientes:
4 bulbos de hinojo
Preparación:
Quitarles las hojas y las ramas a los bulbos de hinojo.
Limpiar bien sus cascos exteriores y su base en contacto con la tierra y cortarlos en 2 mitades en sentido longitudinal. Cocinarlos en el agua hirviendo entre 10 y 15 minutos (hasta que estén tiernas).
Los tomates, pelados y cortados en dados, saltearlos con el aceite de oliva bien caliente, donde los tendremos removiendo durante 3 minutos.
Añadir el azúcar, la sal, la pimienta recién molida, los dientes de ajo previamente aplastados y las aceitunas, cortadas con unas tijeras en trozos pequeños. Cocinar a fuego no demasiado fuerte, durante apróximadamente 10 minutos.
Secar bien los hinojos, dejarlos con la parte abombada hacia arriba para que suelten toda el agua de su interior.
Tomar una fuente del estilo pyrex o similar y disponer en ella las 8 mitades, pero esta vez con la parte plana hacia arriba. Cortar la mozarella en trozos y colocar sobre la parte plana de los bulbos.
Sobre cada porción de queso colocar 2 o 3 anchoítas, rociar con el aceite de las latas y colocar la bandeja en el horno a fin de gratinar unos minutos. Cuando el queso esté dorado retirar, añadir la salsa de tomate y llevar a la mesa para servir inmediatamente.